Con este post doy por finalizado el ciclo (que se ha extendido más de lo previsto) de lugares visitados este pasado verano. Y termino con la ciudad en la que empezamos las pequeñas vacaciones, la moderna y acogedora Tampere.
Tampere
A lomos de un puente natural entre los lagos Näsijärvi y Pyhäjärvi, Tampere (Tammerfors para los sueco-parlantes) aparece ante los ojos como una "manejable" ciudad del norte, pequeña y cosmopolita. Con una mezcla entre su marcado carácter industrial y el gran ambiente de vanguardia que impregna todo lo finlandés.
El color rojizo del ladrillo industrial que rodean los rápidos que conectan los dos lagos contrasta con los amarillos y azules claros que visten la mayoría de los barrios residenciales como los edificios que rodean el mercado permanente de Laukontori. En él, los olores de los arándanos, frambuesas y otros frutos rojos te transportan irremediablemente a los infinitos bosques y lagos que abundan en toda la región de Pirkanmaa y casi toda Finlandia.
Y es de delito penal no acercarse a dichos bosques, como los que rodean la pequeña población de Lempäälä, a apenas 10 minutos en tren desde Tampere. Allí junto a pequeños lagos (iguales o más grandes que el lago de Sanabria), afloran la típicas casas de madera finlandesas (con sus inevitables saunas) y un espectacular bosque de Picea abies (Picea de Noruega) en el que vale la pena perderse un poco (solo un poquito porque es muy grande).
El color rojizo del ladrillo industrial que rodean los rápidos que conectan los dos lagos contrasta con los amarillos y azules claros que visten la mayoría de los barrios residenciales como los edificios que rodean el mercado permanente de Laukontori. En él, los olores de los arándanos, frambuesas y otros frutos rojos te transportan irremediablemente a los infinitos bosques y lagos que abundan en toda la región de Pirkanmaa y casi toda Finlandia.
Y es de delito penal no acercarse a dichos bosques, como los que rodean la pequeña población de Lempäälä, a apenas 10 minutos en tren desde Tampere. Allí junto a pequeños lagos (iguales o más grandes que el lago de Sanabria), afloran la típicas casas de madera finlandesas (con sus inevitables saunas) y un espectacular bosque de Picea abies (Picea de Noruega) en el que vale la pena perderse un poco (solo un poquito porque es muy grande).
Y con esto doy por cerrado mi periplo por las tierras del norte.
Ahora me queda la duda de con que voy a rellenar el este blog....